martes, 23 de febrero de 2010

Capitulo 5




CAPITULO 5

La que te iba a salvar
es una niña maltratada
salvémonos los dos
que sin ti no hay nada


Volvía a estar dentro de esa casa que me traía tantos malos recuerdos. Al mirar la cara de mis padres pude averiguar que no me iban a contestar a ninguna de mis preguntas, si no que me iban a pegar hasta dejarme inconsciente, intenté convencerme de que de nuevo me estaba invadiendo mi gran imaginación pero no pude, sabía de sobras que lo iban a hacer de verdad.
Levante la cabeza y me di cuenta de que la paliza acababa de empezar. Corrí hacia mi habitación para resguardarme pero no llegué a tiempo, mi padre me cogió y me arrastró hacia donde estaba el sofá, me pareció raro que me llevara hasta un lugar que no hiciese daño, lo entendí mejor cuando me hecho a sus pies y no encima. Esta noche no usaba las manos, le bastaba con mover los pies y propinarme patadas como si fuese un saco de boxeo con piernas y brazos, ya que se le había olvidado que también tenia corazón, quizás se le olvidaba porque el no tenia. Lo que el no sabía es que esta vez no seria tan fácil dejarme destrozada como lo solía hacer antes, porque ahora estaba reconfortada, aunque fuese por unas semanas, había estado sin palizas, viviendo tranquila y mas o menos feliz. Gotas recorriendo mis mejillas hasta acabar en mis labios, notaba su sabor, era salado pero ¿que esperaba? Son lagrimas... Mi padre se dio cuenta de que había empezado a llorar y eso pareció hacerle feliz y hacer que se sintiera orgulloso de si mismo, me levanto y me sentó en el sofá, en medio de toda esa lluvia de patadas, insultos, puñetazos, sentía alivio de sentarme en un lugar blando. Mi madre le acercó unas tijeras a mi padre, el las cogió y las puso tan cerca de mi que tuve que aguantar la respiración para no romper el silencio que habia en esa casa, por una vez en mi vida cuando me pegaban no gritaba, no jadeaba, no hacia el mas mínimo ruido. Por un momento pensé en que me las iba a clavar en el corazón, pero no, no cargarían con un asesinato, eso estropearía su preciosa reputación, entonces las tijeras se acercaron a mi pelo y mi padre hizo que hicieran el primer movimiento para cortar, vi como un mechón de mi pelo caía entre mis piernas, un mechón de pelo negro, por suerte no era demasiado largo, antes de que me pudiese mover me di cuenta que tenia otro mechón en un sitio que no era el suyo, en ese momento reaccione y me moví para que dejara de cortar. Forcejee con mi padre para quitarle esas tijeras, lo único que conseguí fueron rajas en los brazos y poder salir corriendo hacia mi habitación.

La mañana era oscura, no llegaba a llover pero habían muchas nubes grises que indicaban que tarde o temprano caería alguna que otra gota, los pocos pájaros que habían parecía que volaban huyendo de mi casa, la calle estaba bastante solitaria, aunque nada extraño en esa calle... no era como la de David... Nada mas despertar me mire las muñecas, no había sido un sueño, a noche de nuevo volví a sufrir una paliza, de nuevo me despertaba con heridas y moratones por todo el cuerpo y de nuevo sentía el olor de la sangre, otra vez notaba como corría mi sangre. Me senté en el filo de la cama y me pase varias veces las manos por la cara, estaba demasiado... ¿estresada? Fui a coger mi guitarra pero algo me interrumpió, alguien daba bruscos golpes a la puerta de mi habitación.

-No quiero salir, dejarme un rato en paz! -Ahora me notaba mas fuerte que antes de la vida con David.
-Asquerosa no me hables así o te arrepentirás! -Esas palabras hicieron que cambiara mi opinión, no era mas fuerte.
-¿Que quieres? -Esta vez ya había bajado mi volumen.
-Arreglate, tapate lo de anoche, vamos a comer a casa de unos amigos
-Pero si nunca me lleváis!¿Porque tengo que ir esta vez?
-He dicho que lo hagas y punto! Va! O si no entrare!
-Vale.

Decidí acatar ordenes y callar, puse música y me metí en el baño, ahí me quite los pantalones cortos de pijama y la camiseta de tirantes, tenia una costumbre muy tonta y es que siempre dormía en tirantes y pantalones cortos daba igual la temperatura, me desabroche el sujetador y enseguida cayo al suelo, cuando se lleno la bañera me quite las bragas y me metí dentro, el primer contacto de mi piel con el agua hizo que me estremeciera, ya que había puesto demasiada agua fría, encendí el grifo del agua caliente y me sumergí en el agua justo hasta el cuello. Mientras me bañaba prefería no pensar en mi vida, así que decidí pensar en que es lo que me iba a poner, algo me saco de mis pensamientos de una forma demasiado brusca, eran las heridas, me escocían, no entendía porque los cortes me dolían tanto en contacto con el agua, pero me daba igual, simplemente cerré los ojos y apreté los labios, uno contra otro, así pude soportar el dolor hasta llegar a acostumbrarme y casi no sentirlo. Después de unos 15 minutos aproximadamente, decidí salir y empezar a arreglarme. Al salir de la ducha me puse una toalla envuelta en mi cuerpo y otra que envolvía mi pelo, entonces me acordé, tendría que arreglarme el pelo, no podía ir de esa forma, pero eso seria mas tarde. Salí del baño y fui hacia el armario, ahí estaba lo que yo esperaba, después de ponerme una preciosa ropa interior de una de las marcas mas caras, saque lo que me pondría y me lo puse, ahora un precioso vestido rosa, largo y sin mangas, tapaba mi cuerpo que hacia unos momentos estaba sumergido bajo el agua de una bañera a rebosar. Ahora era el momento de arreglarse el pelo, quizás la faena mas dura, me hice un peinado simple, me rice el pelo y me planche el flequillo, con los rizos ni siquiera se notaba que mi “querido” padre me había cortado dos mechones de pelo mas largos que su... ¿miembro varonil? Me maquille un poco, los ojos de un gris oscuro, casi negro y ya esta. Por ultimo me puse unos zapatos blancos con tacón, a los zapatos no les di máxima importancia ya que no se veían, y me puse unos largos guantes blancos para tapar todos mis cortes. Salí de mi habitación y ahí estaba ese hombre y esa mujer que se hacían llamar “mis padres”. Como imaginaba ninguno de los dos me dijo que estaba guapa, ni siquiera el mas mínimo cumplido, las únicas palabras que recibí fueron de mi madre que me pidió maquillarla y como no, acaté ordenes.

-¿como quieres que te pinte? -Debía preguntar, ya que si no le gustaba podia pasarme algo no muy agradable...
-¿Que pasa que no sabes hacer nada? Pues como me quede bien
-Osea que lo tengo difícil... -lo dije bajito pero ella me escucho y me hecho una mirada que me dio miedo, por suerte todo se baso en una mirada.

Cuando todos estábamos listos subimos al coche, yo miraba por la ventanilla y me acorde de cuando David me llevo en coche y pase por delante de mi casa... “no te preocupes” me dijo, menudo cabrón.

-¿A donde vamos?
-Ya te lo he dicho idiota! A comer! -¿Cuando me llamarían por mi nombre? Creo que ni siquiera se acuerdan de el...

El camino por el que íbamos era como si ya lo conociese... Pensé por un momento que era el camino hacia casa de David, pero no, mas tarde hice memoria y ya lo tenia! Era el camino hacia la casa de aquel chico... aunque no me extraño, ese chico vivía en un vecindario con dinero y mis padres solo se relacionaban con gente que tuviesen la cartilla del banco a punto de explotar.

-Ya hemos llegado -anunció mi padre, acto seguido bajamos todos del coche y yo me quede mirando esa enorme casa
-Tú! Te llamas Naiara ¿no? -Ya decía yo que no se acordaban de mi nombre...
-Sí, papa -Mi madre me cogió de la mano y yo me la quede mirando extraño
-Es para aparentar que somos felices -Aclarándome ese jesto.
-Como te vayas de la lengua te mato -me dijo mi padre, yo sabia perfectamente de que me hablaba así que me limite a asentir con la cabeza

La función acababa de empezar. Entramos, el hombre de la casa nos dijo que tenia un hijo de mi edad y que bajaría en cuanto se acabara de vestir, por un momento pensé “vaya suerte no tener unos padres que te pegan”. El chico no bajaba, sus padres dijeron que se llamaba Alex, ese nombre me encantaba.

-Alex!! Baja ahora mismo!! -Le gritó su padre, al escuchar ese grito me recordó a algo... o mejor dicho, a alguien. Sabía perfectamente a quien pertenecía esa voz, entonces me fije en el y efectivamente. Alex era el niño al que pegaban hace unos días... ¿como reaccionaria? La que le fue a salvar vuelve a estar en peligro...

Ya habíamos acabar de cenar, fue especialmente bien, todos, y cuando digo todos es absolutamente cada una de las personas que estaba sentada en la mesa, supimos interpretar nuestro papel perfectamente, quizás Alex y yo actuáramos mejor porque estábamos amenazado por nuestros padres pero que mas da, el caso es que lo hicimos bien.

-Alex iros a vuestra habitación y jugáis a algo -dijo su padre con una amabilidad que el día del parque no había demostrado, lo extraño era que su padre no me reconociera.
-De acuerdo -dijo Alex, como no, siguiendo sus ordenes
-¿De que vais a hablar? -interrumpí yo antes de irme
-Naiara no te metas donde no te llaman -Esa mirada hizo que me callara y emprendiera la marcha hacia la habitación de Alex lo mas rápido posible.

Mientras subía las escaleras note la mirada de mi padre fija en mi, aunque ni siquiera sabia si de verdad me estaba mirando, me cogí rápidamente a la mano de Alex, no fue un acto voluntario, el miedo fue el que me hizo reaccionar así. Toque su piel, la sentía tan suave... su mano caliente se fundía entre la mía que estaba completamente congelada y aun sin saber porque le agarraba el no me la soltó ni en un instante. Cuando llegamos a su habitación me solté su mano y me senté en su cama

-Lo siento -Le dije poniéndome roja
-¿Porque lo sientes? -Creo que el ya sabia muy bien porque lo decía pero por si acaso se lo explique
-Por haberte cogido la mano...
-Tranquila, la mirada de tu padre ponía los pelos de punta, lo mejor sera que esta noche duermas aquí
-Nos meteremos en problemas
-No te preocupes, todo saldrá bien -Me pareció gracioso que ahora me estuviese salvando el a mi y solté una carcajada, me miró extrañado ya que no sabía de donde salía esa risa- y ahora que te pasa?
-Nada, tonterías mías
-Ahora vengo

Cuando Alex volvió me comunico que me podía quedar a dormir esa noche. Pensándolo bien nos salvaríamos el y yo, así que no nos había salido tan mal la idea. Estuvimos hablando, en el ordenador y muchas mas cosas, ese chico me hacia olvidar todo lo malo, y eso me encantaba. Llegó la hora de cenar, sus padres se habían ido a cenar con los míos así que nos preparamos una pizza y comimos entre risas, creo que para los dos fue muy extraño. Entonces, en ese mismo instante decidí sacarle el tema.

-¿Porque?
-¿Porque que? -me contestó extrañado por preguntar eso de repente
-¿Porque no te quisiste venir con nosotros?
-Una cosa es querer y la otra es deber
-¿Eso significa que debes quererte aquí?¿que pasa, quieres morir? -no entendía absolutamente nada, no entendía porque pensaba así.
-No seas tonta, claro que no quiero morir
-Tengo miedo, incluso mas que antes -Ya habíamos acabado de comer, Alex se levanto y me abrazó
-No te preocupes ¿vale? Ahora estamos juntos -Nos fuimos al sofá a ver la tele
-Pero... Solo nos podremos ver cuando nuestros padres se vean
-No hay problema, yo haré todo lo que sea para verte lo antes posible -Era tan dulce y no se porque me recordaba a David aunque eran distintos...
-Gracias -Nos quedamos mirando fijamente a los ojos, sus ojos eran alucinantes, de un color azul grisáceo
-¿Vemos una peli?
-¿Te puedo pedir un favor? -Le dije pasando de contestar su pregunta
-Gracias por contestarme pero va, dime
-Desvirgame -Se le cayeron las películas que llevaba en la mano y se quedo blanco
-Yo... Yo... Yo... ¿que haga que? -me dijo muy nervioso
-Tranquilizate, no te pido nada extraño... es que... bueno, solo eso, que quiero que lo hagas
-Lo siento -recogiendo las películas del suelo
-¿Eso es un no?
-Sí
-¿Eso es que sí que es no o que sí que es? -Me reí intentando suavizar de nuevo el ambiente y evitar la famosa pregunta...
-¿Porque quieres que lo haga? -Mis esfuerzos por evitarla no funcionaron, al final tuvo que salir
-Que mas da...
-Si me lo dices lo hago -Y ahora ¿que hacia yo?






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